13 marzo 2009

Desde el puente

Desde que nuestros primigenios y lejanos antecesores buscaran la forma de sobrevivir creando herramientas y utensilios con lo que la "natura" les ofertaba, el ser humano no ha dejado de caminar, y en ese camino, siempre han existido piedras que saltar y obstáculos que bordear. Incluso cuando los obstáculos parecen insalvables, aún cuando las piedras son tan altas y pesadas que se asemejan más a un muro que a una piedra, incluyendo las veces en las que encontramos precipicios y no vemos puentes para cruzarlos, incluso en esos momentos, nuestro alma, qui, esencia, inconsciente o como se quiera llamar, nos mantiene agarrados a una irracional e incomprensible esperanza (pregúntese, por ejemplo, a cualquier prisionero de un campo de concentración alemán o ruso). Son nuestras ganas de vivir lo que nos mantiene vivos, algo que no deja de ser curioso... el anhelo es lo que conforma la realidad.

Deseamos ser felices, lo buscamos de forma diaria hasta sin llegar a darnos cuenta, desde el color de la ropa que elegimos por la mañana (o por la noche) hasta la persona con la que vamos a tomar un café o con la que nos vamos a la cama. Todos nuestros actos se encaminan a ello, y me da igual que sea porque nuestro inconsciente quiere llegar al consciente (100% Freud) o mas bien por dejar de ser autómatas y encontrar nuestro sitio en el mundo. Estamos aquí para ser felices, y sí, sé que es el último lema de coca-cola, pero también sé que ese lema se lo dije yo a mi gran amiga un par de semanas antes de que saliera el anuncio; mmmm, quizá le envíe mi curriculum al departamento de publicidad de coca-cola.... o quizá mejor no :)