04 marzo 2011

RainDrops

Amenazaba tormenta, y él no había cogido paraguas, ni tan siquiera tenía un chubasquero que le pudiera proteger de las gotas que pronto empezarían a mojarle el rostro y calarían su ropa, traspasando ésta y humedeciendo antes o después lo que debajo de ella había. Esa dura sensación de indefensión hacía que poco a poco su piel fuera erizándose. Nervioso se planteaba una y otra vez como decirle a ella lo que realmente no deseaba, pero sí debía. Esa tormenta de pensamientos y sentimientos enfrentados le estaba consumiendo, no sabía como hacerlo, pero sabía que tenía que hacerlo. Afrontar la realidad y dejar de participar en lo que tiempo atrás se había convertido en una especie de farsa sin sentido ni intención. Recordaba aquello que había oído en numerosas ocasiones, aquello que afirmaba que las cosas tienen la importancia y trascendencia que cada uno les quiere aportar, pero incapaz de restarle (su propia) importancia. Al mirar hacia el cielo encontró un gris cada vez mas oscuro, un gris que no se iría hasta que decidiera hacer lo que tenía que hacer, un gris que su propio miedo estaba convirtiendo en negro.

No hay comentarios: