14 septiembre 2011

Scrabble


Aparentemente nada debía transcurrir de una forma diferente a la habitual. ¿Por qué habría de serlo? Kisho era un tío que, desde aquel accidente, los pasos que daba eran pasos meditados, reflexionados en el suelo de su apartamento con las manos detrás de la cabeza, ahumados con un humo perfumado. Había entendido que para adoptar una postura correcta en el erial que era su mundo (y el de todos, pues solo los incautos creen tener perfectamente abonado su campo vital), antes debía poner en orden sus pensamientos, mezclarlos todos en una pecera redonda y transparente, tirarlos por el suelo y (des)ordernarlos una y otra vez hasta que todo el conjunto tomara cierto sentido. Se podría decir que Kisho jugaba al scrabble con sus pensamientos, buscando la combinación mas adecuada antes de adoptar una posición firme.

Teniendo esto presente, Kisho estaba seguro de cómo terminaría aquella noche. Conocía a Natsuko, su amiga de ojos grandes, desde hacía mucho tiempo y, consecuentemente habían compartido gran número de historias, unas con final feliz, otras muchas con final real. En no pocas de aquellas historias la carga sexual de sus despedidas era de un calibre excelso, pero salvo la vez que acabaron dejándose llevar por el impulso y decidieron poner freno antes de que fuera tarde, nunca habían hecho nada. ¿Antes de que fuera tarde? ¿Quién decidió qué era "tarde"? ¿Quien otorgó al tiempo capacidad para enjuiciar? Seguramente fuera decisión de una partida de scrabble.

Durante la cena, en la que ambos bebieron varias copas de vino, el cielo se cerró con nubes negras cargadas de lluvia otoñal. Esa lluvia no tan fina, fría, insistente y duradera, hizo que Natsuko le ofreciera a Kisho quedarse a dormir. 

- ¿No pretenderás coger ahora la moto y volver a tu apartamento?
- Es solo agua, y seguramente amaine en breve.
- No seas bobo, tal y como llevas los neumáticos de la moto es muy probable que un charco te lleves un susto, y más habiendo bebido vino.
- Los sustos te mantienen alerta. No son malos. Aunque quizá tengas razón y no sea el mejor momento para coger la moto.
- Decidido entonces, te quedas a dormir. ¿Un poco mas de vino?
- Claro :)

Hablaron durante un par de horas. De todo y de nada, de cosas importantes y de banalidades, de ellos y de los otros, de trabajo, de música, de exposiciones, de gatos, y de vino. Cansados y en un primigenio estado de flotación inducido por el vino, decidieron ir a dormir. En el apartamento de Natsuko, que era bastante pequeño, solo había una cama, pero eso no representaba un problema, muchas veces la habían compartido sin mayor trascendencia, ¿por que habría de ser diferente esta vez?. Ni Kisho ni Natsuko sentían nada el uno por el otro, no estaban enamorados ni les revoloteaban mariposas en el estómago cuando se veían. Natsuko tenía un medio novio, aunque esa relación cada vez iba a menos. Kisho se tiraba a quien quería (o mas bien a quien se dejaba), polvos de una noche (o tres noches como máximo) con mujeres de todos los estratos sociales imaginables. Que más da, solo es sexo, una forma natural de aliviar impulsos humanos, follar no es malo, es divertido y relaja, "no veo que hay de malo es acostarse con alguien una vez y no volver a ver a esa persona", se decía a sí mismo cada mañana que despertaba en cama desconocida.

Casi desnudo, solo vestía unos negros calzoncillos tipo bóxer, Kisho se metió en la cama mientras Natsuko se iba desnudando. Nada nuevo, ya se habían visto sin ropa en varias ocasiones, como en las playas desiertas que solían visitar una vez al año con otros amigos, o como las numerosas ocasiones que se encontraban a la salida del baño cuando años atrás compartieron piso. Sin embargo, por alguna jodida y extraña razón, esta vez fue diferente. Natsuko se dejo envolver por la fina sábana de seda, tumbada boca arriba. Kisho se tumbó sobre su costado, mirando a Natsuko, iluminada tenuemente por la luz de la luna que las cortinas verdes de la habitación dejaban pasar. Así, tumbado de lado, vio como se quedaba dormida. Se quedó mirándola y se percató de que tenía los pezones duros, unos bellos y duros pezones que coronaban unos redondos, suaves y rocosos pechos. De repente, como era de esperar, la sangre de Kisho se fue acumulando en un mismo lugar. Una protuberancia cada vez mas hinchada se intuía bajo el negro calzoncillo. "No, no puede ser, esto no me puede estar pasando. A que se debe? Es Natsuko!" Sería Natsuko, sí, pero cada vez tenía mas ganas de acariciarla hasta que que estuviera tremendamente húmeda, de sentirla, de mezclar sudores y saliva, de entrar en ella suave pero implacablemente, de liberar toda esa fuerza que se le estaba acumulando bajo el negro bóxer. En ese momento, ella se giró dándole la espalda, pero no por nada en concreto, solo se movió inconscientemente mientras dormía. Ahora lo que tenía frente a su mirada era un precioso culo, unas firmes nalgas con forma de corazón, cubiertas mínimamente por un morado tanga. De ellas nacían dos largas y suaves piernas, con muslos fuertes que a modo de muralla, flanqueaban la preciosa y excitante puerta por la que Kisho quería entrar. "Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once, doce…. Tengo que calmarme, intentaré dormir

Daba igual, las ganas de poseerla eran cada vez mayores, y no entendía a que se debía. Mucho tiempo atrás puso en la pecera redonda y transparente todos los pensamientos e intenciones sobre Natsuko, los mezcló, los arrojó al suelo de su apartamento y los colocó de tal forma que todo adquiriera sentido, un sentido lógico que le hacía entender que con ella no necesitaba ni quería nada, pues para follar hay otras, y como pareja no funcionaría. Sin embargo, después de años con esta actitud, de repente todo cambia en una noche. Sentía como si una fuerte ráfaga de viento hubiera abordado su pecera redonda y transparente, tirado los pensamientos al suelo, recompuesto el orden "lógico" con un libre albedrío, e instalado esa nueva forma de actuar en su cabeza. No entendía nada, pero el deseo era cada vez mas fuerte. "Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once, doce…. "

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