29 marzo 2011

Kevät

Miraba su reloj biológico, ese que hace tic tac, tic tac... Sabía que antes o depués llegaría, pero esta vez le estaba costando llegar, demasiado quizá... Llega tarde. Mientras tanto, ella recogía todo a prisa, martilleandose en la cabeza con el llego tarde, llego tarde!, rebuscando cosas que ya tenía guardadas y volviendo al baño cada dos por tres para ver si se dejaba algo, añadiendo a esto, el contínuo tropezar con todo lo que había en su camino... un camino que ya debería haber comenzado. ¿Donde estará? se preguntaba él entre incontables remiradas de la misma situación. Llega tarde. Voy... ya voy! se decía ella a si misma al cerrar el bolso.Tic tac, tic tac, llega tarde... Ambos compartían una sensación de ansiedad y nerviosismo que en parte podría llegar a resultar graciosa. Sabían que, antes o después se encontrarían, pero los devenires les habían convertido en cautos poseedores, siempre, de la baza de la duda...

El hielo empezó a derretirse, los grises desaparecieron dejando paso a los naranjas, el cartón tornó a madera, el barro a hierba, las ramas fueron árboles, el tic tac, tic tac cesó, había llegado.

04 marzo 2011

RainDrops

Amenazaba tormenta, y él no había cogido paraguas, ni tan siquiera tenía un chubasquero que le pudiera proteger de las gotas que pronto empezarían a mojarle el rostro y calarían su ropa, traspasando ésta y humedeciendo antes o después lo que debajo de ella había. Esa dura sensación de indefensión hacía que poco a poco su piel fuera erizándose. Nervioso se planteaba una y otra vez como decirle a ella lo que realmente no deseaba, pero sí debía. Esa tormenta de pensamientos y sentimientos enfrentados le estaba consumiendo, no sabía como hacerlo, pero sabía que tenía que hacerlo. Afrontar la realidad y dejar de participar en lo que tiempo atrás se había convertido en una especie de farsa sin sentido ni intención. Recordaba aquello que había oído en numerosas ocasiones, aquello que afirmaba que las cosas tienen la importancia y trascendencia que cada uno les quiere aportar, pero incapaz de restarle (su propia) importancia. Al mirar hacia el cielo encontró un gris cada vez mas oscuro, un gris que no se iría hasta que decidiera hacer lo que tenía que hacer, un gris que su propio miedo estaba convirtiendo en negro.